Con la PRIMERA gallina hay que ir con ojo –o con las DOS
primeras, si finalmente las quieres comprar al tiempo. Por ejemplo, Tita, nada
más llegar, saltó la primorosa valla que habíamos construido con amor y me la
encontré de buena mañana vagando despistada por el jardín.
A mí se me paró el corazón, porque como acababa de
comprarla no tenía ni idea de lo iba a hacer. ¿Saldría corriendo despavorida por
los campos aledaños y no la vería nunca más? Por supuesto, si os pasa algo
parecido, ni se os ocurra intentar cogerla persiguiéndola… es la mejor manera
de aterrorizarla y de que no se deje acercar nunca más.
Pues bien, Tita me miraba de reojo mientras yo,
manteniendo la respiración, iba paso a paso hasta la puerta del gallinero y lo
abría con la ESPERANZA de que se metiese dentro solita.
Bueno… es exactamente lo que hizo sin hacerse de
rogar; comprendí que ella misma –perdida de repente en territorio desconocido–
estaba arrepintiéndose de aquel arrebato libertario antes de tiempo.
Porque cuando llega la gallina en su caja, lo
primero es abrirla y ACARICIARLA con mimo y suavidad para que empiece a reconocerte
y después se la deja ENCERRADA dos o tres días en el gallinero con agua y comida.
Así sabe cuál es su casa y dónde se supone que va a
dormir; esto es especialmente importante si luego va a estar suelta.
La gallina, aunque no lo parezca, es un animal
intrépido, que si la dejas a su aire puede decidir dormir en un árbol u otro
sitio alto que le parezca adecuado, con el peligro de que algo se la desayune de madrugada.
Si las primeras caricias fueron adecuadas, no te preocupes,
luego se dejará ATRAPAR sin más historia –siempre que se haga suavemente–.
Esto, respecto a la primera gallina; para la segunda
–en principio más joven e inexperta que la primera– se tiene ya una ayuda: tu
primera gallina le enseñará todo lo que hay que saber, lugares, horarios,
paseos, comidas…
En fin, que no hay que preocuparse, salvo por una
cosa, y esta es que tu primera gallina, acostumbrada a vivir sola, no va a
aceptar a una intrusa en SU gallinero así, de primeras.
Para evitar problemas, lo mejor es meter a la nueva DE NOCHE en el gallinero. Al día siguiente, ya se habrá impregnado con el olor
y la primera inquilina estará tranquila, aunque los primeros dos o tres días no
le va a hacer mucho caso. De todas formas tu nueva protegida igual no tiene
muchas ganas de salir, aunque esto depende de la gallina.
(Sí, tienen personalidad propia).
Si no es posible introducirla en el gallinero con
nocturnidad –porque la has comprado de
buena mañana, por ejemplo– la metes en el gallinero igual, aprovechando que la
primera no esté.
Pero cuando oscurezca y vuelva la otra, tendrás que
estar allí, porque cuando tu primera vea un DESCONOCIDO bicho con plumas dentro de su casa, saldrá
corriendo horrorizada y tendrás que cogerla prestamente, acariciarla, meterla
tú y cerrar la puerta.
La primera noche JUNTAS es suficiente para que, al menos, ya no se tengan miedo.