Hola, soy Rosa María. Para los que no me conocéis se puede encontrar mi biografía en el blog de salud y mucho más "Menopausia: lo que nadie te dice" (ver menobl.blogspot.com). Aquí, solo querría compartir mis experiencias de jardín, huerto y galllinas de una forma divertida y relajada. ¡Espero que os guste!
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miércoles, 25 de noviembre de 2015

07. La buena educación.




Con la PRIMERA gallina hay que ir con ojo –o con las DOS primeras, si finalmente las quieres comprar al tiempo. Por ejemplo, Tita, nada más llegar, saltó la primorosa valla que habíamos construido con amor y me la encontré de buena mañana vagando despistada por el jardín.

A mí se me paró el corazón, porque como acababa de comprarla no tenía ni idea de lo iba a hacer. ¿Saldría corriendo despavorida por los campos aledaños y no la vería nunca más? Por supuesto, si os pasa algo parecido, ni se os ocurra intentar cogerla persiguiéndola… es la mejor manera de aterrorizarla y de que no se deje acercar nunca más.

Pues bien, Tita me miraba de reojo mientras yo, manteniendo la respiración, iba paso a paso hasta la puerta del gallinero y lo abría con la ESPERANZA de que se metiese dentro solita.

Bueno… es exactamente lo que hizo sin hacerse de rogar; comprendí que ella misma –perdida de repente en territorio desconocido– estaba arrepintiéndose de aquel arrebato libertario antes de tiempo.

Porque cuando llega la gallina en su caja, lo primero es abrirla y ACARICIARLA con mimo y suavidad para que empiece a reconocerte y después se la deja ENCERRADA dos o tres días en el gallinero con agua y comida.

Así sabe cuál es su casa y dónde se supone que va a dormir; esto es especialmente importante si luego va a estar suelta. 

La gallina, aunque no lo parezca, es un animal intrépido, que si la dejas a su aire puede decidir dormir en un árbol u otro sitio alto que le parezca adecuado, con el peligro de que algo se la desayune de madrugada.

Si las primeras caricias fueron adecuadas, no te preocupes, luego se dejará ATRAPAR sin más historia –siempre que se haga suavemente–.

Esto, respecto a la primera gallina; para la segunda –en principio más joven e inexperta que la primera– se tiene ya una ayuda: tu primera gallina le enseñará todo lo que hay que saber, lugares, horarios, paseos, comidas… 

En fin, que no hay que preocuparse, salvo por una cosa, y esta es que tu primera gallina, acostumbrada a vivir sola, no va a aceptar a una intrusa en SU gallinero así, de primeras.

Para evitar problemas, lo mejor es meter a la nueva DE NOCHE en el gallinero. Al día siguiente, ya se habrá impregnado con el olor y la primera inquilina estará tranquila, aunque los primeros dos o tres días no le va a hacer mucho caso. De todas formas tu nueva protegida igual no tiene muchas ganas de salir, aunque esto depende de la gallina.

(Sí, tienen personalidad propia).

Si no es posible introducirla en el gallinero con nocturnidad –porque  la has comprado de buena mañana, por ejemplo– la metes en el gallinero igual, aprovechando que la primera no esté. 

Pero cuando oscurezca y vuelva la otra, tendrás que estar allí, porque cuando tu primera vea un DESCONOCIDO bicho con plumas dentro de su casa, saldrá corriendo horrorizada y tendrás que cogerla prestamente, acariciarla, meterla tú y cerrar la puerta.

La primera noche JUNTAS es suficiente para que, al menos, ya no se tengan miedo.

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